miércoles, 5 de diciembre de 2007

Experimento: Hacer girar el mundo


El sentimiento de correr de un lado para otro, siempre intentando
llegar desde A hasta B, sin un momento de descanso, está muy
relacionado con el estrés. Pero en este momento estamos explorando el
modo de encontrar la quietud y la paz. A veces deseamos detener el
mundo y apearnos. Sin embargo, también nos gusta el movimiento. No
queremos renunciar a él. Queremos tener ambas cosas.
Y en verdad podemos tener lo mejor de los dos mundos.
Si me pongo en pie, señalo hacia mi cara y giro sobre mí mismo en el
mismo punto, los demás ven que me muevo mientras la habitación se
mantiene inmóvil a mi alrededor.
Pero, de acuerdo a mi propia experiencia, es la habitación la que se
mueve mientras yo permanezco inmóvil.
Inténtalo. Ponte de pie y apunta con el dedo indice hacia tu ausencia
de cara y comienza a girar sobre ti mismo de manera lenta y cuidadosa.
¿Qué está moviendose? Nuestro dedo está ahí señalando a la nada, pero
permaneciendo quieto en el centro del campo visual. ¿Se mueve la
habitación al fondo, más allá del dedo? Sin embargo, en tu propio lado
del dedo, nada se mueve. Fuera la habitación gira pero, en el centro,
todo permanece inmóvil.
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Como alternativa, podemos caminar alrededor de la habitación,
percibiendo que los muebles y las paredes se mueven a través del
espacio vacío donde permanecemos.

Asímismo, cuando estamos conduciendo, podemos percibir el movimiento
del paisaje y los edificios. ("La fe mueve montañas", antes pensaba
que eso era imposible pero a la luz de estas revelaciones he
comprendido el significado de ese dicho.) Nuestras manos se apoyan
en el volante, mientras los brazos se extienden en la inmovilidad
del espacio. No conducimos el coche, sino el paisaje. Estamos
conduciendo el paisaje. Observa cómo las farolas y los árboles pasan
velozmente. Es tan relajante. No nos dirigimos a ningún lugar, sino
que es el punto de destino el que viene a nosotros.

Aquí, en el centro, siempre estamos en reposo, mientras que ahí, a
nuestro alrededor, todo está en continuo movimiento. Debemos prestar
atención simultáneamente a nuestra aparentemente contradictoria
necesidad de reposo y movimiento.

Richard Lang. Ver lo que realmente somos. Editorial la llave

A esto también se refiere Ken Wilber cuando dice que esta es también
una manera de permanecer en el Testigo, en la Presencia.

* Alrededor de él acontece la revolución de los cuerpos celestes. Rumi.

* Cuando cruzo el puente, el puente es el que fluye, no el agua. Dicho Zen

* El hombre exterior es la puerta batiente; el hombre interior es la bisagra inmóvil. Eckhart.

* Quien diga que el Tathagata va o viene, se sienta o se acuesta, no entiende el significado de mi enseñanza. El Sutra del Diamante

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